La valentía de la fe, el compromiso del alma y la gratitud del corazón
En un mundo donde la incertidumbre parece envolver cada paso que damos, hay quienes eligen la valentía como su brújula, la fe como su luz y el compromiso como su ancla. Son aquellos que, aún en medio del dolor, siguen dando con un corazón generoso, porque saben que la bondad no es un contrato con garantías inmediatas, sino una semilla que florece en el tiempo perfecto de Dios. Ser valiente no es la ausencia de miedo, sino la decisión de caminar a pesar de él. La fe es lo que nos impulsa a avanzar cuando la lógica nos dice que no hay razones para hacerlo. Y el compromiso es la promesa silenciosa que hacemos con nuestra esencia, con nuestros valores, con Dios mismo. Porque quien permanece firme en su verdad, incluso cuando el mundo le ofrece atajos o recompensas fugaces, se convierte en un faro de esperanza en medio de la tormenta. Prepararse para recibir lo bueno con gratitud no es solo una actitud positiva, sino una disposición espiritual. Es reconocer que la abundancia no es solo mate...