EL PODER DE VIVIR EL AHORA
“El futuro genera ansiedad, el pasado no sanado genera depresión; por eso, el verdadero bienestar se encuentra en el único momento que existe: el hoy.”
En mis años de experiencia como psicólogo humanista, acompañando a personas de distintas edades, contextos y heridas, he descubierto una verdad que se repite como un eco profundo en el corazón humano: vivimos atormentados por lo que no ha pasado y lo que ya no puede cambiar.
La ansiedad nace del intento constante por controlar lo incontrolable: el futuro. Nos genera angustia pensar en lo que podríamos perder, en lo que podríamos fallar o en lo que nunca llegará. La mente se convierte en un campo de batalla anticipando escenarios, mientras el cuerpo sufre en el presente lo que aún no ha ocurrido.
Por otro lado, la depresión brota cuando el pasado sigue hablándonos con culpa, heridas sin cerrar, duelos no resueltos, palabras no dichas o memorias que nos roban la paz. Nos sentimos atrapados en lo que fue, como si la vida se hubiese detenido allí.
Una investigación dirigida por la Dra. Susan Nolen-Hoeksema (Universidad de Yale) mostró que la rumiación mental es decir, pensar excesivamente sobre errores pasados es un predictor fuerte de síntomas depresivos. A su vez, el Dr. Robert Sapolsky (Stanford University), experto en neurociencia del estrés, ha demostrado cómo la anticipación del peligro futuro activa los mismos circuitos cerebrales que si estuviéramos en una amenaza real, manteniendo al cuerpo en un estado constante de alerta y ansiedad.
La solución, como nos recuerda la psicología humanista, no está en huir del pasado ni negar el futuro, sino en abrazar el presente con consciencia y compasión. Aquí, en este instante, está el único lugar donde puedes sanar lo que fue y elegir cómo te relacionas con lo que vendrá.
Es atreverte a respirar profundo, agradecer lo que tienes, soltar lo que no puedes cambiar, amar a quienes están contigo, y elegir conscientemente tu actitud frente a la vida.
Es comprender que el presente no solo es un puente entre el ayer y el mañana: es el regalo más poderoso que Dios y la existencia te dan cada día.
Preguntate: ¿Estoy realmente aquí en cuerpo, mente, alma y corazón o solo sobrevivo entre pensamientos del ayer y temores del mañana, olvidando que este instante es mi verdadero hogar?
En conclusión: El ayer ya no existe. El mañana no ha llegado. Pero tú estás aquí. Y eso, es más que suficiente.
“Hoy no es un día cualquiera. Es el único día que tienes para vivir. Haz que valga la pena.” un abrazo fraterno de su amigo y psicólogo Jeovanny Molina
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