AMOR Y BONDAD: EL PODER DE LA PALABRA, LA FUERZA DEL CORAZÓN Y LA CIENCIA DE LA ESPERANZA


En el rincón más cálido de la psicología humanista, hay una convicción que guía nuestras palabras, actos y silencios: todo lo que has hecho con amor y bondad regresará a ti. No en la forma exacta que esperas, pero sí en la energía que siembras: en forma de serenidad, relaciones auténticas, puertas que se abren o consuelo en los días oscuros.

Sin embargo, hay una verdad urgente que no podemos callar: el lenguaje también construye o destruye ese retorno. Las palabras que usamos no son meros sonidos lanzados al aire; son semillas que germinan en las almas de otros y en la nuestra. Por eso, midamos el lenguaje, porque puede convertirse en una de las peores armas en nuestras vidas o en el bálsamo que cura heridas invisibles.

Un estudio publicado por la Universidad de Oxford en 2023 reveló que las palabras que usamos cotidianamente tienen un impacto directo en nuestra neurobiología emocional. El lenguaje violento activa las mismas regiones cerebrales asociadas al dolor físico, mientras que palabras amorosas y alentadoras estimulan zonas vinculadas al bienestar y la resiliencia. En otras palabras, lo que decimos no solo toca al otro: nos transforma a nosotros mismos.

Esto nos lleva a otro principio que no podemos soltar jamás: nunca te rindas. Porque cuando eliges el amor sobre el rencor, la bondad sobre la indiferencia, y la palabra constructiva sobre la hiriente, aunque te cueste, aunque no veas resultados inmediatos, estás construyendo una vida coherente con tu alma. Y esa coherencia tarde o temprano regresa como paz, salud emocional y una profunda conexión con lo divino.

A veces, la vida se nos tuerce. Nos traicionan, nos malinterpretan, nos hieren. Pero lo que tú siembras, aún con lágrimas, te lo devuelve la vida con frutos que ni imaginabas. Y en ese proceso, tus palabras, tus gestos y tu determinación de no rendirte se convierten en tu legado.

Pregúntate: ¿Estoy usando mis palabras para sanar o para herir? ¿Estoy viviendo de forma coherente con el amor y la bondad que deseo que regresen a mí, incluso en los días en los que todo parece perdido?

Haz silencio un momento. Piensa en lo último que dijiste con rabia… y en lo último que ofreciste con ternura. Ahí está la clave.

Las palabras construyen caminos invisibles. Asegúrate de que los tuyos lleven al amor, no al arrepentimiento... Un abrazo fraterno de su amigo y psicólogo Jeovanny Molina.

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